Hace 40 años se jugó un partido inolvidable en Mar del Plata, bajo una lluvia torrencial, por la Copa de Oro 1981. Merlo anuló al crack de Argentinos, por el que pujaban los dos clubes más grandes del fútbol argentino. Un fuerte testimonio de Diego y los recuerdos de protagonistas.
Nota publicada el 7/2/2021
Por Juan Miguel Alvarez
Maradona es golpeado una y otra vez. “Mostaza” Merlo lo tiene cercado; no lo deja tocar una pelota. El público se empieza a impacientar. Ni River exhibe su fútbol de galera y bastón, ni el “10” de Argentinos Juniors ejecuta sus habituales genialidades. De un momento a otro, cuando el reloj marca 41 minutos, los vientos rotan y el cielo desata su ira contenida.
Desde entonces, aquel 7 de febrero de 1981 quedó grabado en la memoria de los miles de espectadores que permanecieron en el estadio Mundialista Ciudad de Mar del Plata. Para ellos será eternamente el partido del “Diluvio Universal”.
El factor lluvia es el primero que viene a la memoria, y no es para menos. Pero también pasaron otras cosas muy interesantes, como una singular batalla entre Maradona y todo River, en medio de un contexto muy especial: en esos días se definía el futuro del “pibe de oro” y Boca empezaba a ganar terreno en la disputa con el “millonario”, otro interesado.
En Mar del Plata era grande la expectativa por ver al River de Fillol, Passarella, Merlo y Alonso, contra el Argentinos del genio de 20 años. Tal es así que ese encuentro de la Copa de Oro fue el de mayor recaudación (721 millones de pesos de la época) en los Torneos de Verano hasta ese momento, aunque lejos de la caja que dejó el amistoso internacional entre Argentina y URSS en diciembre de 1980 (953 millones de pesos).
En aquella época, con Bochini, Alonso, Maradona y compañía en la cancha, la entrada a los torneos veraniegos se pagaba con cierta garantía de buen espectáculo. Sin embargo, el primer tiempo resultó apenas discreto. El “culpable” principal fue Merlo, quien anuló a Diego con una persecución individual similar a la del peruano Reyna años después.
El equipo de Angel Labruna tampoco estuvo lúcido, pero abrió el marcador a los 9 minutos con un tiro libre de Alonso que se desvió en la barrera y descolocó al arquero Rafael Seria.
Cerca del final de la etapa inicial se provocó un cambio brusco de temperatura y empezó a llover de forma repentina e impetuosa. Fue más que una simple tormenta de verano. “Nunca me mojé tanto en una cancha”, aseguró el periodista Sebastián Arana, por entonces un niño, quien hoy acumula muchas horas alrededor del campo de juego.
Carlos Olarán grabó esas noches en la memoria porque con 19 años jugaba su primer torneo como titular en Argentinos. “Recuerdo que en un momento se largó una lluvia torrencial. Y también el duelo con (Juan Carlos) Heredia, delantero de River, que era ‘un tanque’. Tengo una foto guardada de ese día yendo al piso contra él, cayendo un montón de agua”, deslizó quien después fue campeón de la Supercopa 1988 con Racing.
“Me generaba una enorme ilusión jugar con tantos monstruos. Mi ídolo en el puesto era el ‘Conejo’ Tarantini y lógicamente admiraba a Passarella o Alonso. Además del hecho de estar al lado de Diego (Maradona). Todos ‘tipos’ que hacía muy poco miraba por una pantalla, revista o diario. Además pensaba en la gente de mi pueblo (Alejandro Roca, Córdoba) o en mi papá y mi hermana, quienes seguían el partido por radio”, agregó el marcador de punta izquierdo.
Lo cierto es que fue tal la combinación de agua, frío y viento, que prácticamente todas las personas que estaban en las tribunas descubiertas y populares se fueron del estadio. Como no se veía nada, se retiraron convencidos que el partido no iba a seguir. “Al principio había mucha gente y para el segundo tiempo el estadio quedó casi vacío”, rememoró Olarán.
Pero el árbitro Alberto Fiorentino Clerc determinó la continuidad del encuentro, quizá todavía con la esperanza de ver brillar al superhéroe del fútbol bajo el agua, como tantas otras veces.
Sólo algunos heroicos hinchas quedaron al descubierto y otros terminaron de “copar” la platea techada, desde donde intentaron divisar lo que ocurría adentro de la cancha. De acuerdo a las crónicas de la época, “el consultorio médico trabajó a destajo por la gran cantidad de aficionados que debieron ser atendidos como consecuencia de la lluvia“. También dieron cuenta de “un fallecido por un paro cardíaco en la platea alta” y afirmaron que “nunca se habían extraviado tantos niños en el estadio”.
Sobre lo que pasó en el segundo tiempo poco se sabe. Lo cierto es que el resultado ya no se modificó. Con el triunfo 1-0, River quedó en la cima de la tabla junto a Independiente, que después lo venció en un partido desempate por penales y se adjudicó el Pentagonal que completaron la selección de Hungría y Talleres de Córdoba.
La furia de D10s
No sólo el cielo estalló aquella noche. Diego también lo hizo después del partido. Ni bien Clerc pitó el final, el “10” cambió la camiseta con Alberto Tarantini. Y, empapado, se fue al vestuario con cara de pocos amigos. Por la derrota y, sobre todo, porque los rivales le hicieron notar con rigor su decisión de dilatar la negociación con River, a la espera de un acuerdo con Boca. Fiel a su estilo, en la entrevista posterior con LA CAPITAL no se guardó nada.
– ¿Te sorprendió la marca de Merlo?
– No, me sorprendió todo River.
– ¿Por qué?
– Porque jugaron un partido aparte contra Maradona y eso me duele mucho. ¿El golpe en la pierna izquierda? No, no fue Merlo, sino Ramón Díaz, pero en una jugada sin mala intención. Mirá, no sé si tendrá algo que ver lo que dije cuando se comentaba mi pase a River, porque, al fin y al cabo, los jugadores debemos saber que muchas veces los periodistas inventan declaraciones y no todo lo que sale es lo correcto, pero sí estoy seguro que ellos tomaron este partido como algo muy especial en contra mío. El único que no salió a pegarme fue Daniel Passarella. Ponelo así con todas las letras porque después dicen que es mala persona y hoy me demostró que no es así. Esto me desmoraliza mucho, no lo esperaba, no creí que iban a hacer algo así.
– ¿Y los gritos de la gente?
La tribuna se guía por lo que dicen los diarios (ndr: en una entrevista con Crónica afirmó que quería jugar en Boca) y ellos vienen a alentar a su equipo. Eso no me molesta, sí lo de adentro de la cancha.
Después, Diego reiteró su postura en relación a la posible transferencia: “Yo me quiero quedar en Argentina. Ojalá aparezca algún equipo del país, sea Boca u otro, que ofrezca la misma plata que el Barcelona”.
Finalmente, el 12 de febrero se confirmó el traspaso al “xeneize” y el 14 se despidió de Argentinos en el partido de la Copa de Oro ante Hungría.
En Mar del Plata, hace 40 años, Maradona le hizo la cruz a River bajo la lluvia. Fue agua bendita para Boca.
La síntesis del partido
River (1): Fillol; Saporiti, De los Santos, Passarella y Tarantini; Commisso, Merlo y Alonso; P. González, Heredia y Ortiz. DT: Angel Labruna.
Argentinos (0): Seria; Carrizo, Bartolomei, Angeletti y Olarán; Vidal, D. García y Maradona; Magallanes, Pasculli y Bernio. DT: Miguel Angel López.
Gol: en el primer tiempo, 9′ Alonso.
Cambios: Rotondi D. García, R. Díaz por P. González y C. Rodríguez por Olarán.
Incidencias: en el segundo tiempo, 35′ expulsado C. Rodríguez.
Cancha: estadio Ciudad de Mar del Plata Mundial ’78.
Arbitro: Alberto Clerc.